Comienzan las multas multimillonarias a las empresas multinacionales por la violación de la normativa europea en Protección de Datos. Esta semana ha sido Google la expedientada en Francia por un valor de 50 millones de euros. La Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), organismo encargado de la Protección de Datos en Francia, ha tildado a la compañía de Silicon Valley de “falta de transparencia, información incorrecta y ausencia de consentimiento válido en la publicidad personalizada”.
La CNIL justificó la elevada sanción por “la gravedad de las violaciones observadas en los principios de la protección de datos: transparencia, información y consentimiento”, que “dejan a los usuarios sin sus garantías esenciales, ya que practica operaciones que pueden revelar importantes partes de la vida privada”. El organismo francés de Protección de datos y sus homólogas europeas, entre ellas la Agencia Española de Protección de Datos, mantienen otros casos abiertos contra la compañía, como el derecho al olvido. Desde Madrid les reclama responsabilidades en el caso de recolección de datos publicitarios sin consentimiento expreso.
Pero no es la única empresa que se encuentra en esta posición. Las empresas transnacionales, en general, se encuentran cada día más acorraladas por el tratamiento que realizan de la ingente cantidad de datos que manejan de sus usuarios. Célebre es ya el problema de Facebook con los datos cedidos a Cambridge Analytica que sirvió como herramienta de influencia de los electores en plena carrera presidencial estadounidense, con una multa de 565.000 euros a pagar en Reino Unido. Otra en el punto de mira en el país galo es la app para transporte Uber, con una multa de 400.000 euros por no haber tenido una actitud proactiva en relación de la protección de datos de sus 1,4 millones de usuarios franceses.
En definitiva, debemos tener cuidado con a quién cedemos nuestros datos y de qué forma lo hacemos. Ser conscientes que con cada aplicación descargada ofrecemos a las empresas la oportunidad de hacer negocio con nuestros datos libremente. También tenemos derecho a conocer el paradero de nuestros datos y para qué se utilizan, e incluso, eliminarlos para siempre de las garras de las empresas. Lo único que esta claro es que cuando no se paga por un servicio o producto, el producto eres tú (o tus datos).
¡Hasta que nos leamos! 🙂